Es el material perfecto para trabajar procesos lógicos en el aprendizaje de las matemáticas. Fue creado por William Hull a mediados del siglo XX, sin embargo, fue Zoltan Dienes (de quien toma su nombre) quien los aplicó a la enseñanza.
Los bloques de Dienes están compuesto por 48 piezas cada una de las cuales se define por cuatro atributos:
· Color: rojo, amarillo y azul
· Forma: triángulo, círculo, cuadrado, rectángulo
· Tamaño: grande-pequeño
· Grosor: grueso-delgado.
Se recomienda su utilización en los primeros años de Educación infantil (3-6) debido a que ayudan a los niños y niñas a razonar, pasando gradualmente de lo concreto a lo abstracto y a asimilar los conceptos básicos de forma, color, tamaño y grosor, además de ejercitar habilidades del pensamiento tales como observar, seleccionar, comparar, clasificar y ordenar, de una manera divertida.
Además de estas características, podemos utilizar los bloques de Dienes en múltiples actividades, lo que les ayudará a comprender estos conceptos de forma más rápida. Vamos a exponerlo con varias ideas:
Podemos inventar cuentos
Otra actividad muy divertida es la tienda de bloques, en la cual entra en juego el role-playing. Aquí, uno hace de vendedor/a y la otra persona de comprador/a. Quien asuma el rol de comprador deberá nombrar el bloque elegido teniendo en cuenta todos sus atributos. Los vendedores deberán reconocer el bloque pedido y ponerle un precio. También se puede jugar mediante trueque, cambiar un bloque grande por dos pequeños, por ejemplo, o uno grueso por dos finos. Lo importante es entrenar la lógica y divertirse al mismo tiempo.
Por supuesto, también podemos dejarles libre manejo del material, para que se familiaricen con las piezas y realicen con ellas las formas que les apetezca, las apilen o, incluso, ir copiando las siluetas en un papel para ir creando dibujos (con lo que también trabajamos la grafomotricidad). Con la silueta del cuadrado y la del triángulo podemos hacer una casa, por ejemplo, y luego decorarla y colorearla como más nos apetezca. También podemos hacer la actividad al contrario, nosotros creamos unas plantillas y nuestros hijos/as deberán averiguar qué piezas son las que encajan en esas formas.
Todas estas actividades dependerán de la edad y del momento evolutivo en el que se encuentren los niños/as y siempre las realizaremos sin presionar, ya que tiene que ser un juego, nos limitaremos a acompañarlos en el proceso y a incentivar cada avance que veamos, ofreciendo cada vez actividades más complejas. Por otro lado, en algunos juegos también podemos reducir el universo de bloques quitando algún un atributo (grosor) o un valor (rectángulo).
Este material lo venden en tiendas especializadas y no es barato pero lo cierto es que son una buena inversión ya que son muy duraderos y de buena calidad, de todas formas si no podemos adquirirlos tenemos la opción de hacerlo nosotros.
Compramos una lámina de cartón-pluma, que es resistente y firme pero a su vez puede cortarse fácilmente con un cúter. Aquellas piezas que sean más gruesas las montamos uniendo varias iguales, unas encima de otras, así conseguimos aumentarlas. Una vez cortadas y pegadas las más gruesas, las pintamos con pintura acrílica o tempera.
Otra opción y nos ahorramos la pintura es utilizar goma EVA. Para las piezas gruesas pegamos dos o más figuras iguales.
En definitiva, los bloques de Dienes son una manera de fomentar muchas áreas del desarrollo, desde la lógica-matemática, imaginación, lenguaje… todo a través del juego y la diversión.
El artículo es de nuestra colaboradora Laura Mezzo Iniesta, TSEI en educación infantil además de Especialista en TEA y atención temprana.